Relojes, mucho más que los guardianes del paso del tiempo

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Relojes, mucho más que los guardianes del paso del tiempo

Los relojes son una de las señas de identidad de Soher. Definieron nuestros inicios y sentaron las bases de nuestro estilo, de nuestra evolución y de la compañía que somos hoy en día.

Medir el tiempo es una necesidad consustancial del ser humano, desde la Prehistoria. Conocer el ritmo del transcurso del día y de las estaciones era crucial para la supervivencia, para la caza y para la agricultura y esa inquietud práctica se tradujo en los primeros calendarios rudimentarios.

La evolución técnica permitió desarrollar mecanismos más precisos para determinar el transcurso del tiempo. Del reloj de agua egipcio – un recipiente que se vaciaba a intervalos regulares – al reloj de sol oriental de primer milenio antes de Cristo al reloj de arena del siglo XIII, ese anhelo por medir de tiempo halló su respuesta en los mecanismos propios cada época.

 

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El primer gran avance en materia de exactitud fue la invención del reloj de péndulo en el siglo XVII, que incorporó posteriormente el minutero y que un siglo después consiguió evolucionar hasta el reloj de pulsera.

Pero ha sido en los relojes de sobremesa donde estos mecanismos de precisión hallaron una personalidad nueva, decorativa y distinguida y se convirtieron en joyas y en objetos de culto, capaces de atraer todas las miradas de una estancia.

Son esos relojes de alta decoración los que se remontan a los orígenes de Soher y que pueden hallarse en nuestro catálogo, que incluye un abanico de propuestas exclusivas de mobiliario y piezas decorativas de lujo.

 

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Ubicados sobre un aparador, sobre una chimenea, sobre una mesa auxiliar, sobre una mesa de comedor o sobre el alféizar de una ventana, aportan estilo y distinción a cualquier vivienda, habitación de hotel y espacios contract. Y, por supuesto, permite conocer la hora con precisión.

Los relojes de Soher se inspiran en la naturaleza y en la escultura clásica para crear obras de arte de relojería capaces de convertirse en protagonistas de cualquier espacio de la casa, del salón y el comedor al dormitorio pasando por el recibidor, el pasillo, la sala de estar e incluso la cocina. Y, gracias a sus materiales y acabados en metales preciosos, lo consigue sin perder un ápice de belleza y buen gusto, asegurando que lleguemos siempre a tiempo a todas partes.